Salmo 34:18
"Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu."
La depresión no es simplemente tristeza. Es un peso en el alma, una niebla que nubla la mente y apaga el corazón. Muchos hombres y mujeres de Dios la vivieron: David lloraba en la noche, Elías deseó morir bajo un enebro, y Jeremías se sentía solo y rechazado. Sin embargo, todos ellos encontraron consuelo en la presencia de Dios.
Dios no te rechaza por sentirte así. No te pide que finjas alegría. Él se acerca más que nunca cuando estás quebrantado. Jesús mismo, en Getsemaní, estuvo "angustiado hasta la muerte". Él comprende tu dolor. No estás solo.
Cuando la depresión te visite, no huyas de Dios: corre hacia Él. Háblale con honestidad. Llora si es necesario. Él no te juzga, te abraza. Su Palabra es bálsamo para el corazón herido y su Espíritu trae luz a la oscuridad.
La depresión puede ser un valle profundo, pero aún en ese valle, Dios está contigo. Su vara y su cayado te infundirán aliento. Y aunque hoy te cueste creerlo, hay esperanza. El sol volverá a salir.
Oración:
Señor, a veces siento que me ahogo en la tristeza, que la vida pesa más de lo que puedo cargar. Pero tu Palabra me dice que estás cerca cuando estoy quebrantado. Hoy te entrego mi dolor, mi tristeza, mi ansiedad. Abrázame con tu paz. Renueva mi alma, levántame con tu amor. Ayúdame a ver la luz aún en medio de la oscuridad. En el nombre de Jesús, amén.
"La depresión no es señal de debilidad, es una oportunidad para conocer la fortaleza de Dios en lo profundo del alma."
Cuando sientas que ya no puedes mas; medita en estas promesas.
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