
Un día, se mudó una persona al barrio del agricultor.
Viendo que el agricultor se pasaba silbando todo el día, sintió curiosidad y le preguntó "¿Por qué usted está silbando todo el día?" Y entonces el lo invitó a su casa, cuando entró vió a la esposa del agricultor que era ciega. Entonces el agricultor dijo:
"La razón por la que estoy siempre silbando, es que mi esposa se siente tranquila cuando escucha mis silbidos, ya sea que esté trabajando dentro o fuera de la casa, así ella sabe que no está sola".
Dios nos envía silbidos en distintas formas, para darnos a conocer que está con nosotros. Siempre debemos prestar atención a su silbido, inclinemos nuestro oído a la voz de Dios. ¿Estamos prestando oído al silbido de Dios?.
Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar, y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra . Pero salido el sol, se quemó, y porque no tenía raíz se secó.
Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dió fruto.
Pero otra parte cayó en buena tierra, y dió fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír que oiga. (Marcos 4: 1-12)
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