La mayorìa de las parejas se casan y tienen grandes espectativas de su matrimonio, estàn seguras que muchos matrimonios han fracasado y otros aunque perduran no son felices. Sin embargo creen que su matrimonio serà diferente porque se aman de verdad. De modo que tienen grandes expectativas de su matrimonio, pero se dan cuenta que a medida que pasa el tiempo el sueño de princesa se torna en frustraciones, circunstancias difìciles. El matrimonio que ellos estaban seguros que era el mejor va decayendo hasta caer a tierra, el encanto ahora es desiluciòn.
Te preguntas ¿Que ocurriò?.
Pues te comento que lo que pasa es que ninguno de los dos aprendiò a conducir sus vidas personales o su matrimonio de acuerdo a la palabra de Dios.
Cuando Dios creò al hombre y a la mujer è instituyò el matrimonio, no hizo como un inventor que crea una màquina y luego deja que el comprador descubra como usarla y tratarla. No Dios ha provisto informaciòn y direcciòn especìfica sobre el propòsito del matrimonio y las distintas responsabilidades de las personas que lo componen.
Dios ha dado ciertas responsabilidades a la esposa y otras al marido. Cuando dos personas conocen, aceptan y cumplen las diferentes responsabilidades, se estimula la unidad en el matrimonio. Por el contrario cuando el marido y la mujer no comprenden o no cumplen con las responsabilidades que Dios les ha dado se produce gran confusiòn y frustraciòn.
Consideremos ahora lo que la palabra de Dios dice acerca de las responsabilidades primordiales de las esposas en el matrimonio. Hay por supuesto muchos pasajes de la palabra de Dios que hablan del rol de las esposas, veamos lo que dice Efesios 5:22-24
que dice "Las casadas estèn sujetas a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer asì como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y èl es su Salvador. Maridos amad a vuestras mujeres, asì como Cristo amò a la iglesia, y se entregò a si mismo por ella.
Al respecto en 1a Pedro 3:1-6 nos enseña:3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
La sumisiòn no significa que la esposa es una esclava. En realidad la esposa nunca es tan libre como cuando està en sumisiòn a su esposo, pues entonces tiene libertad para llegar a ser todo lo que Dios propuso que fuese.
La sumisiòn no quiere decir que la mujer jamàs abre su boca, que nunca puede dar una opiniòn, que jamàs da consejos. En proverbios 31:26 dice "que ella abre su boca con sabidurìa".
La sumisiòn es espiritual. Debe hacerse "Como al Señor" (Efesios 5:22). El Señor manda que la esposa sea sumisa. Negarse a someterse a su esposo equivale estar en rebeliòn contra Dios mismo. La esposa debe considerar la sumisiòn a su esposo como un acto de obediencia a Cristo y no a su esposo. Jesùs dijo: "Si me amais guardad mis mandamientos" (Juan 14:15), y uno de los mandamientos a las esposas es: "Esten sujetas a sus maridos" (Efesios 5:22). Ademàs la sumisiòn es espiritual pues debe hacerse en el poder del Espìritu Santo. Esto solamente puede ser ejercida por mujeres cuyos corazones han sido limpiados por la sangre de Jesùs y que son fortalecidas en su interior por el Espìritu Santo, por mujeres que estàn llenas de toda la plenitud de Dios.
Dios anhela en su corazòn que tu seas una mujer como lo describe en su palabra en Proverbios 31:10-31
31:10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
31:11 El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
31:12 Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
31:13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
31:14 Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
31:15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
31:16 Considera la heredad, y la compra,
Y planta viña del fruto de sus manos.
31:17 Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
31:18 Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
31:19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
31:20 Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
31:21 No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
31:22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
31:23 Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
31:24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
31:25 Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
31:26 Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
31:27 Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
31:28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
31:29 Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
31:30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
31:31 Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.
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