Entonces el Reino de los Cielos serà semejante a diez vìrgenes que tomando sus làmparas, salieron a recibir al esposo.
Cinco de ellas eran prudentes cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus làmparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus làmparas.
Y tandàndose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Y a la medianoche se oyò un clamor: ¡Aquì viene el esposo; salid a recibirle!
Entonces todas aquellas vìrgenes se levantaron, y arreglaron sus làmparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras làmparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id màs bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con èl a las bodas; y se cerrò la puerta.
Despuès vinieron tambièn las otras vìrgenes, diciendo: ¡Señor, señor, àbrenos!
Mas èl, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabeis el dìa ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. (Mateo 25: 1-13).
Porque vosotros sabeis perfectamente que el dìa del Señor vendrà asì como ladròn en la noche. (1a Tes. 5:2)
Mas vosotros hermanos no esteis en tinieblas, para que aquel dìa os sorprenda como ladròn. (1a Tel. 5:4)
Por tanto no durmamos como los demàs, sino velemos y seamos sobrios. (1a Tes 5:6).
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