Era un frío día de invierno. Un niño de 10 años estaba descalzo, parado frente a un almacén de zapatos, no quitaba la vista de unos zapatos los cuales miraba a traves de la ventata de un almacén, estaba temblando de frío, debido a que la noche además era lluviosa. Una señora se le acercó y le dijo. "Mi pequeño amigo, que estás mirando con tanto interés en esa ventana". El contestó, le estaba pidiendo a Dios que me regalara un par de zapatos. La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de calcetines. Preguntó además si podria facilitarle un recipiente con agua y una toalla. El empleado rápidamente le trajo lo que pidió.
Ella se lleva al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes y le lavó los pies, además se los secó con la toalla.
Para entonces el empleado llegó con los calcetines. La señora le puso un par de calcetines al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de calcetines y se los entregó al niño, ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: "No hay duda pequeño amigo que te sientes mejor", mientras ella daba la vuelta para irse el niño la alcanzó y le preguntó: ¿Es usted la esposa de Dios?.
Aunque a veces cuesta mucho servirle a los demás y dejarse usar por Dios, para ayudar a otras personas, debemos hacerlo todos los días. Porque ¿cuales van a ser los vasos que Él use para bendecir a sus hijos?. pues tú y yo.
Gálatas 6:9
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Mateo 25:40Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
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