La vida es como un partido de beisbol en un gran estadio, nadie puede predecir el resultado final. El misterio se descubre en la novena entrada. El partido no termina hasta llegar a este punto. Muchas veces se revierte la situación en forma milagrosa.
El partido no se acaba hasta que se acaba.
La vida revertida es aquella que comienza con dolor, pero por la gracia de Dios, termina alabando su nombre. A mi me gusta mucho el dicho que dice: "El que rie de último rie mejor".
Porque si Dios nos ayuda, nuesta vida puede revertirse. Aunque la realidad sea muy difícil, siempre puede cambiar para bien de un momento a otro. Aunque no encontremos la salida, no perdamos el ánimo. Si no podemos cambiar la realidad, cambiemos nuestra forma de pensar.
Pensemos que Dios puede revertir la situación y ganar, si no podemos cambiar la realidad, cambiemos nosotros mismos. Entrenémonos para hacer un "jonrón" en el momento clave de nuestra vida todavía nos quedan muchas oportunidades para lograrlo. El beisbol termina con la novena entrada, pero la vida no es tan sencilla.
El fín del que pone su fé en Dios, es la bendición. Esto es revertir la situación. El último destino del creyente es el reino de los cielos. Dios siempre ayuda a los que confían en Él, para que puedan dar hermosos frutos.
Dios permite que las pruebas asedien a los suyos, para que mediante su constancia y obediencia puedan enriquecerse espiritualmente, y para que su ejemplo sea una fuente de poder para otros.
Jeremías 29:11 (Nueva Versión Internacional)
11 Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
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