Moisés y el pueblo eran testigos una vez más de cómo la mano de Dios los protegía de sus opresores mientras ellos podían seguir avanzando. Lo que en un momento fue miedo e impotencia ante el acoso del ejército egipcio, se transformó repentinamente en un cántico de gratitud y esperanza tras la intervención del Señor a su favor.
La incertidumbre y el temor nos pueden llevar a perder el gozo de la compañía de Dios.
Revisar nuestra historia de vida al detalle, nos permitirá hallar más motivos para cantar a Dios y agradecerle por su misericordia y sus maravillas.
Si usted no tiene palabras o cree que no sabe agradecer a Dios, lo invito a que tome un salmo de alabanza y adoración y tómelo como su oración. Dios lo escuchará y cumplirá los deseos de su corazón.
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