Bíblicamente, Israel, a lo largo de su historia, se ha enfrentado a varios territorios que han querido acabar con su libertad, aunque las Escrituras demuestran que de ello salían, hasta el día de hoy que lograron su independencia.
Los historiadores consideran que este enfrentamiento tiene sus orígenes desde la era Abrahámica, pues cuando Ismael y Agar fueron expulsados de las tierras donde residían Abraham y los suyos (Génesis 21:14), los ismaelitas, también descendientes del catalogado «Padre de la fe», iniciaron sus problemas con los israelitas.
Sin embargo, no se puede ignorar el hecho de que la Palabra de Dios advierte que estas cosas debían acontecer, y lo hace en dos formas diferentes.
La Biblia lo describe primero como rumores de guerra (Mateo 24:6) ante lo cual no debemos temer; segundo, como el levantamiento de una nación contra otra (Mateo 24:7), señales que anuncian la llegada del fin antes de la venida de Cristo.
Lo que en realidad se debe entender de todo lo anterior es que, aparte de ya estar profetizado, es importante prestar atención a las señales, que demuestran la veracidad de las Escrituras, solidifica la verdad de la existencia de Dios y hace un llamado de atención al arrepentimiento, para que todo el que vea o escuche esto pueda tener acceso a la salvación, un regalo gratuito que ofrece el sacrificio de Jesús en la cruz.
La Palabra de Dios nos motiva a Orar por la paz de Israel, y nosotros como Cristianos debemos obedecer su palabra
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